LA DECORADORA MARI COOPER TRABAJÓ LA REMODELACIÓN Y EL INTERIORISMO
DE ESTA CASA DE LOS AÑOS NOVENTA, OBRA DEL ARQUITECTO MIGUEL RODRIGO MAZURÉ. LA PROPIETARIA LA CONVOCÓ NO SOLO CON EL OBJETIVO DE RENOVAR LOS ESPACIOS —QUE SE ENCONTRABAN MUY MALTRATADOS POR EL PASO DEL TIEMPO—, SINO PARA APORTARLE UN TOQUE ACOGEDOR Y ELEGANTE. COMO VEMOS, Y FIEL A SU ESTILO, LA MISIÓN SE CUMPLIÓ CON CRECES.
El reto era interesante porque había que respetar la arquitectura, muy de avanzada para su época, pero darle esa pizca de calidez que pedía la actual propietaria. “Los anteriores dueños habían demolido la casa original con la idea de construirse una completamente nueva. En una de sus visitas a Nueva York, tomando un café en la Trump Tower de la Quinta Avenida, se inspiraron para pedirle al arquitecto Rodrigo Mazuré una casa con una altura de tres pisos y medio en el ingreso, con techo de vidrio y un par de esculturas de cristales y acero inoxidable bastante impactantes. Cuando la visité por primera vez, convocada por la actual propietaria, me di cuenta de que, sin duda, este proyecto iba a tomar tiempo y decidimos establecer prioridades”, dice Mari.
Junto con el equipo de su oficina de diseño —comandado por la arquitecta Karla Zevallos—, Cooper se abocó a la tarea de cambiar los pisos y las mamparas y de renovar por completo el baño de visitas y el mueble central que dividía la sala del
comedor, que estaba en muy mal estado. Fue ahí que se decidió colocar una chimenea divisoria de mármol que le da un poco de elegancia a este espacio. “También cambiamos los pasos de la escalera y colocamos una pared de celosía para ocultar la
escalera de servicio que pasa detrás de la escalera principal y que, originalmente, estaba a la vista a través de un vidrio. Finalmente, también ocultamos con drywall una sala de estar translúcida que estaba en el segundo piso, aunque mantuvimos las barandas y el techo tipo tragaluz. De ahí comenzamos a vestir los ambientes, y esto es un poco el resultado de dos años de trabajo intenso”, explica la decoradora.
La madera fue clave para dar el calor de hogar que requería una casa de estas
características. “Al ser tan grande, teneruna triple altura y usar mucho metal, era muy fría; parecía un museo. Entonces nos hemos ayudado mucho con la madera; por eso la colocamos en todo el piso de toda la zona social, la escalera y un par de paredes. También pintamos de color dos muros importantes para quitar un poco de blanco y contribuir al mismo objetivo de obtener calidez. Respecto al mobiliario, hemos usado muebles europeos; algunos la clienta los había adquirido en el extranjero. En el comedor, colocamos un juego de BB Italia, muy bonito, con un enchape de eucalipto, y en la terraza, un juego de Couture España. Los tapices principales son terciopelos, tanto en las sillas del comedor como en el sofá de la sala; todo lo demás son telas texturadas de fibra natural y se ha complementado con cojinería fina. Finalmente, el color —ya que los muebles son monocromáticos, como mi estilo— lo obtuve de las piezas de arte y los cuadros de artistas reconocidos”, concluye.

